PRESENTAN DOS PROYECTOS DE LEY QUE BENEFICIAN A PERSONAS TRAVESTIS Y TRANSEXUALES
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“Acuérdense, el derecho de una es el derecho de todas”, dijo la dirigente trans Marcela Romero, esgrimiendo el DNI con su verdadera identidad de género, logrado en 2009 tras una década de lucha. De pie, un público de activistas trans de todo el país y militantes jóvenes de la Federación Argentina LGBT aplaudió a rabiar. Coreaban, como mantra, “documentos legales para travestis y transexuales”, mientras diputadas y diputados nacionales y de la ciudad de Buenos Aires y autoridades del Inadi, que habían asistido para comprometer su apoyo a las demandas trans en el mundo legislativo, las acompañaban. La primera vez que las personas trans, como colectivo, llegaron al Congreso para pedir por sus derechos llevaba una hora de presentación. Ya las dirigentes de la Asociación Travestis, Transexuales, Transgéneros de la Argentina (ATTA), Marcela Romero y Claudia Pía Baudracco, habían detallado los dos proyectos de ley, uno sobre identidad de género y documentos de identidad, el otro sobre atención sanitaria para personas trans, que presentaron para ampliar la agenda de derechos ciudadanos todavía pendientes, de acuerdo con las organizaciones militantes de la diversidad.
La presentación en sociedad de las demandas, por lo pronto, fue tan triunfal como poco tímida, lo cual podría explicarse por lo conseguido y también lo pendiente: mientras el proyecto de identidad de género, que apunta a la modificación de los datos registrales –partida de documento, DNI–, tiene estado parlamentario desde el año pasado, cuando fue ingresado por su autora, Silvia Augsburger (diputada MC), el de atención sanitaria para trans, que busca autorizar tratamientos y cirugías de reasignación de sexo sin necesidad de intervención judicial, aún no ha sido tomado por ningún diputado, aunque ya ha sido presentado en mesa de entradas por la Falgbt.
En un principio, el evento había conocido la formalidad propia de una presentación política realizada en un ámbito institucional. Aun cuando no pudieron asistir, por el maratón de reuniones y encuentros cruzados que atraviesa el Congreso en estos días, al menos catorce diputadas y diputados nacionales, de seis partidos diferentes, enviaron adhesiones al encuentro y prometieron su apoyo en el trámite parlamentario. A esos nombres, además, hay que sumar a Fernanda Gil Lozano (CC) y Cecilia Merchán (Libres del Sur), que ayer compartieron mesa con la presidenta de la Falgbt, María Rachid; las activistas trans Romero y Baudracco; el presidente del Inadi, Claudio Morgado, los socialistas Julián D’Angelo y Verónica Gómez (quienes asistieron en nombre del diputado Roy Cortina), y la legisladora porteña María José Lubertino (FpV).
“Estoy en un bloque donde no todos pensamos lo mismo, especialmente en cuanto a aborto y matrimonio gay”, señaló Gil Lozano, quien explicó que a pesar de esas disidencias internas de su espacio (es conocida la oposición de Elisa Carrió a estas propuestas), ella no puede sino sentir “alegría” al ver la agenda legislativa inmediata porque “éstos sí son temas de militancia para mí”. “El cotidiano me asusta, y en cambio esto, esta inclusión, es la integración de la dimensión amorosa en la política”, definió, antes de evaluar y recomendar a las activistas trans posibles estrategias. “Muchas veces, en los bloques se da el no a estas propuestas pero sin meditar. Muchas veces ése no es producto de una profunda ignorancia, falta reflexión, faltan datos. No abandonen la estrategia de hablar con las personas de los distintos bloques. Cuesta, pero así van a poder dar fundamentos y van a poder cambiar decisiones que a veces se toman por carencia de información. Yo las felicito, recibí con alegría estos proyectos”, agregó.
Precisamente, estadísticas habían sustentado parte de la presentación de los proyectos en el Congreso. De acuerdo con un relevamiento realizado por Analogías a fines de 2008, el 66,6 por ciento de los habitantes de las grandes ciudades del país están a favor de que las personas trans puedan cambiar el nombre que figura en su DNI; sólo el 22,5 se mostró en desacuerdo y el 5,9 no supo ni contestó. Cuando se trata de intervenciones sobre el cuerpo, el consenso es aún mayor: el 75,7 se mostró de acuerdo con que una persona trans pueda someterse a una operación de readecuación de sexo; el 20,3 no estuvo de acuerdo; el 4 no supo ni contestó.
Ayer por la mañana, todas esas cifras, sumadas a la certeza de haber comenzado a encontrar respaldos institucionales, saturaban de optimismo el aire del salón cedido para la ocasión en el Congreso. Hubo apoyos del PS, acompañamiento de Lubertino, quien también habló en nombre de Diana Maffía, y el respaldo del Inadi. También, Cecilia Merchán hizo explícito el apoyo del interbloque Proyecto Sur, Libres del Sur y SI. “Tenemos que pensar en la identidad y no solamente desde los derechos civiles, sino también desde una perspectiva histórica, profundamente cultural, de justicia social”, sostuvo, por lo que “éstas son las leyes fundamentales para tener un país más justo”.
Al fondo del salón, el secretario general de la Federación, Esteban Paulón, susurraba un “esto es histórico” mientras paseaba la vista por una concurrencia donde reinaban todos los looks, excepto los habituales en el Congreso. El martes, muchas de esas activistas, que en un momento de la presentación trazaron un mapa del país al ir poniéndose de pie y enunciando su provincia de origen, habían empezado a tener sus primeras herramientas de trabajo político, durante un taller de ATTA en el que él había colaborado. Ahora escuchaban a una de sus compañeras, Luisa Paz, de remera rosada y cabello cortito, tan notable en ese contexto de melenas infinitas. Ella había viajado desde Santiago del Estero para la ocasión; había escuchado la presentación sentada en primera fila, desde donde caminó hacia el micrófono cuando la llamó Rachid. “Tuve sensaciones encontradas –dijo–. Odio, bronca, alegría, varias cosas. Vi pasar, como si fueran filminas, situaciones de violencia personales y de compañeras. Esta ayuda que estamos encontrando para poder tener libertad, crecer, hacer algo, me pone en esta situación de vulnerabilidad diferente, que no sé cómo manejar. Muchos no entienden la importancia de tener el nombre propio en el documento, de poder vivir la vida que elegimos. Disculpen mis lágrimas.”
Nota Original: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-143050-2010-04-01.html
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