Página#12 Libre

"En esto no hay Plan B: la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires es responsabilidad de la Policía Federal", demandó jefe de Gabinete porteño frente a la decisión del Ejecutivo nacional de volcar 1200 efectivos de esa fuerza a la calle, a quien responsabilizó de "cualquier incidente, delito o violencia" que pudiera producirse en hospitales, escuelas o espacios públicos.

Por su parte, el jefe de la Policía Metropolitana (PM), Eugenio Burzaco, consideró que la decisión del Ejecutivo nacional es una "provocación" de "tinte político" que "pretende debilitar" al macrismo pero termina "perjudicando" a los vecinos.

"Tenemos la clara intención de sacar a la Metropolitana a la calle porque nos ha ido bien, pero aún si sacáramos a todo el personal tampoco alcanzaría" para reemplazar a los agentes de la Federal que custodian lugares públicos y viviendas de funcionarios.

Para Burzaco, la decisión "es una chicana más para complicarle la vida al gobierno de Macri y es politizar la seguridad”.

El presidente del bloque de Legisladores porteños de la Coalición Cívica, Fernando Sánchez, se sumó al coro de críticas y consideró que la decisión de Garré “es una locura” por que “no se puede dejar a las escuelas y hospitales desprotegidos”. “Imagínense a los médicos del Hospital Piñero o Argerich atendiendo conflictos sin ayuda de la Policía", se preguntó.

También, el legislador de Nuevo Encuentro Gonzalo Ruanova propuso que "de los 114 lugares públicos que quedarán sin custodia, muchos se pueden cubrir con seguridad privada”. Y los de mayor complejidad, como hospitales o edificios donde circula dinero, “se puede hacer un trabajo complementario entre las policías Federal y Metropolitana".

Además, el legislador consideró la necesidad de "discutir qué hacer con el personal administrativo que posee la Policía Metropolitana para que también estén en la vía pública operativamente".