CENTRAL GOLEO 3 A 0 A FERRO CON OMAR PALMA COMO TECNICO

Acertó con Delgado en la defensa, y en el complemento no dudó en sacar a Rivarola, de pobre actuación, y correr a Méndez de ocho. El resultado fue contundente ante un mediocre Ferro, y lo pone en carrera por la Promoción.

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3 Central: Broun (6); Zarif (5), Peppino (5), Braghieri (5), Delgado (6); Ballini (5), Méndez (6), Rivarola (4); Carrizo (7); Biglieri (5), Figueroa (5). DT: Omar Palma

0 Ferro: Champagne (4); Salvatierra (5), Villavicencio (4), Herbella (5), Sánchez (4); Fernández (4), Lértora (4), Meza Sánchez (4), Tonetto (4); Matías García (4), Abán (4). DT: José María Bianco

Goles: ST: 1m Delgado (C), 21m Carrizo (C) y 38m Figueroa (C).

Cambios: ST: Desde el inicio Cristian González (6) por Rivarola (C), 12m Altamirano por Fernández (F), 32m Medina por Biglieri (C) y De Blasis por Matías García (F), 40m Toledo por Figueroa (C) y Agorreca por Abán (F).

Arbitro: Diego Abal

Cancha: Central

Expulsado: ST: 16m Villavicencio (F).

Volvía el último gran ídolo que formó el club, y con discurso moderado, apartado de las frases altisonantes a las que recurrieron sus antecesores para ganar la simpatía del hincha. En Omar Palma no creía nadie, ni los dirigentes, hasta que se agotaron las gestiones para encontrar técnico en Buenos Aires. Pero el hincha nunca lo olvidó. Lo recibió con cariño, el que nace tras tantos años de andar juntos y cosechar alegrías. El Negro se paró en la cancha y saludó a todos, disfrutando del afecto. Y del mismo modo dejó el césped el Gigante el novel entrenador, entre aprobaciones y cantos, porque su equipo enmendó errores a tiempo e hizo lo que se espera del "canaya" desde que arrancó el torneo: que marque diferencias en la cancha, y con goleada en el marcador, como ayer, ante un Ferro que merecidamente tiene su lugar en la B. Los puntos y la contundencia del triunfo le devolvieron a la gente el sueño de alcanzar las primeras posiciones.

Que Palma esté trabajando en Central es un acto de justicia, ante todo. La dirigencia lo eligió para darle la conducción de un equipo que anda a la deriva en el torneo. A eso vino el Negro: a darle sentido de juego al equipo y recuperar el rumbo necesario para sostener la ilusión del ascenso. Palma acaparó el afecto de todo el estadio al pisar el Gigante. Pero había clima tenso. La barra recibió a los jugadores con un extensa bandera de reprobación al plantel (ver aparte). Entonces cuando la pelota se movió se impusieron los nervios, que ataron de pies a los jugadores canayas, a excepción del debutante Delgado. El juvenil, con firmeza en la marca, se ganó la aprobación del hincha cuando el partido se hundía entre la imprecisión de los canayas y las ineptitudes de Ferro.

Es que no pasó nada en el primer tiempo. Figueroa las perdió todas y la gente le reprochó cada uno de sus desaciertos. Méndez, descontrolado, vio la amarilla a los pocos minutos. Rivarola ni siquiera reunía condición física para jugar y en su desesperación se cruzaba de lateral. Y Ballini, por derecha, atropellaba rivales y la pelota.

Central se repetía en su historia conocida en la B. Pero despertó a tiempo, con estímulo de Palma, que primero ubicó a Ballini en el centro del campo, Méndez se acomodó en la derecha y Rivarola se quedó en los vestuarios (decisión tan ingrata como necesaria del técnico) para darle su lugar en el complemento a Cristian González, recuperado de una compleja lesión en el talón del pie derecho.

Reacomodado Central en la cancha, Carrizo tomó más la pelota y de sus acciones florecieron las oportunidades de gol. Un centro del enganche fue mal despejado por Champagne y Delgado embistió a todos para empujarle sobre la línea. El estadio explotó por la emoción del gol y la convicción del chico por animarse a tanto.

La ventaja le quitó desconfianza al hincha y terminó por desarmar a Ferro, un equipo con recursos volcados por entero a sostener el cero en su arco. Aparecieron espacios, la visita quedó con diez por roja de Villavicencio, y aprovechó Carrizo, para rematar el partido, al señalar el segundo pisando el área al combinar una pared con Méndez. Con el triunfo asegurado, Méndez levantó la pelota en un solo movimiento y tiró el centro para que Figueroa, de cabeza, anote el tercero. De inmediato el Negro sacó a Lucho para que el estadio lo despida con gratitud. Fue el último acierto de Palma en la tarde.


Nota Original: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/11-28139-2011-04-05.html

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