OPINION
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Fue muy importante y digno de remarcar el recibimiento que hizo Cristina Fernández de Kirchner a la delegación de las comunidades originarias que marcharon durante una semana desde sus lugares de origen hasta Buenos Aires. Fue muy importante que los recibiera, los escuchara y entablara un diálogo con ellos. Fue significativo que enfatizara el derecho a que cada comunidad pueda vivir acorde con su cultura. Les dijo: “Aquellos que quieren seguir conservando su tradición, su lengua, lo que les enseñó su abuela y su bisabuela, como recién relataba alguien aquí, es también un derecho que debe ser respetado, no solamente porque lo diga la Constitución, sino, en definitiva, porque es la obligación de todo ser humano, respetar al otro lo que quiere ser, su historia y su identidad”.
Estas palabras adquieren suma importancia en momentos en que no sólo los pueblos indígenas sino los pueblos cordilleranos pretenden, mediante formas plebiscitarias, elegir los modos de vivir y relacionarse con la naturaleza que los rodea. No obstante estas excelentes señales que dan cuenta de la diferente sensibilidad de la mandataria en comparación con otros dirigentes políticos que no se privan de mostrar su formación colonial y hasta racista (recordemos al senador Morales), la Presidenta al cerrar su alocución relativizó la discriminación por la que aún pasan estas poblaciones, por lo que puede interpretarse que las considera como una de las tantas minorías discriminadas. Por ello, y con el afán de contribuir a profundizar aquellas buenas señales, querría reproducir sus dichos y hacer un comentario. Dijo la Presidenta: “Quiero decirles que discriminación, olvido, no son solamente patrimonio o sufrimiento de los pueblos originarios; se discrimina de muchas maneras en nuestro país y en otras sociedades; se discrimina también en otros lugares, en otros continentes donde se discriminan a los que no son de allí y emigraron a esos lugares porque no tenían oportunidades en sus lugares de origen. La historia de la humanidad, desgraciadamente, es una historia también de discriminaciones, de olvidos, de negaciones de identidades y de culturas. Y yo creo que tenemos, como argentinos y, en definitiva, como ciudadanos universales, que restañar también esas heridas y, fundamentalmente, respetar esas identidades culturales de todos”.
La idea de “raza” y la jerarquización de los seres humanos nace con la “invención de América” en el siglo XV. Los ancestros de estas comunidades fueron despojados, asesinados, “racializados”, y es allí cuando comienza esta modernidad colonial que emergió y suprimió lo que no se ajustaba a sus reglas. La discriminación a los pueblos de América/Abya Yala no es una más de las tantas, es la madre de todas las discriminaciones que se regaron por el “mundo moderno”. De allí la significación en todo el mundo de las luchas indígenas de nuestros territorios desde finales del siglo XX; sus logros y avances son temas que atraviesan la teoría y la práctica política y dieron lugar a un ecologismo popular; a fuertes críticas al desarrollismo, a nuevos pensamientos sobre el Estado, etcétera. En base a estos hallazgos, en la deconstrucción de la idea del “descubrimiento de América” se están reconstruyendo nuestras historias, se componen fragmentos que faltaban y, en este acto, se transforman nuestras frágiles e imaginarias totalidades nacionales. Por eso es importante que la Presidenta reconozca la importancia de lo que fue y es la discriminación indígena y la significación de las luchas actuales en todo el continente. Reconocer la particularidad de estas minorías (mayorías en otros países de América latina) es comprender sus reclamos de autonomía y de un Estado plurinacional; es comprender el Suma Kawsay (el Buen Vivir), el respeto a la Pachamama y sus territorios sagrados. Reconocerlo es tomar y sostener una decisión política en relación con las pretensiones de las corporaciones del agronegocio, la minería y el petróleo y los reclamos indígenas por sus territorios. Reclamos que se expanden por muchas poblaciones no indígenas, pero impregnadas por los nuevos pensamientos que recorren y esculpen un nuevo mundo.
* Socióloga, profesora e investigadora del Instituto Gino Germani (UBA).
Nota Original: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-146678-2010-05-31.html
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