MEDIOS Y COMUNICACION

Luciano Sanguinetti asegura que la brecha digital es una falacia si no superamos la brecha cognitiva. Para ello, sostiene, se necesita planificación y convicción.

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Tengo un amigo que se hizo a pulmón una casita en la playa. Para ser más precisos, en Chapadmalal, a unas treinta cuadras de los viejos hoteles de Perón. El año pasado pasé con su familia y una parte de la mía una semana. Como la playa no está cerca íbamos en bicicleta, a veces caminando. La pasamos bien, y varias veces fuimos temprano con el termo y el mate a desayunar tirados en la arena. A esa hora de la mañana, y ante los imponentes hoteles y algunos surfistas desprevenidos, las reflexiones eran inexorables.

A mi amigo le gusta filosofar y, como imaginarán, llegó a la misma conclusión que todos: es probable que no haya lugar más lindo de la costa argentina y Perón hizo ahí la famosa residencia presidencial y los vastos hoteles con la convicción de que los pobres se merecen la misma semana de descanso que el presidente.

Hoy en día aquella infraestructura permanece casi intacta como testimonio de las políticas sociales igualadoras del primer peronismo sin que haya habido hasta el momento política social que la supere. Aquella Argentina increíble todavía perdura en la memoria como un mito, incluso para los que no la vivimos; como si esos hoteles fueran el vestigio arqueológico de una civilización perdida.

Cuando la semana pasada escuché la profusa difusión que se le dio en las radios porteñas al plan de conectividad Ceibal de la república uruguaya recordé de inmediato el viejo (cinco años en el campo de las tecnologías de información y comunicación es demasiado) informe de Unesco sobre educación que lamentablemente pasó casi inadvertido. Publicado en el 2005, lleva un título pomposo “Hacia las sociedades del conocimiento”. Sin embargo, de algún modo es una elegante admisión de los errores de diagnóstico producidos tanto por la misma institución como por otros organismos multilaterales que durante la última década nos inundaron con eslóganes y programas seudo rigurosos sobre la mal llamada Sociedad de la Información. En ese texto, cientistas sociales de los más diversos países y especialistas internacionales reconocen y advierten que la tan mentada brecha digital es una falacia si no superamos a su vez la llamada brecha cognitiva. Palabras más palabras menos, los especialistas del mundo reconocen que no basta con conectar a individuos y pueblos a las redes de información si no impulsamos complementariamente una apropiación de esa información transformándola en conocimiento. Para eso los especialistas vuelven a mencionar a las instituciones educativas como elementos fundamentales.

En este sentido, el Plan Ceibal da en el blanco. Ceibal, además de referir al árbol nacional uruguayo, es la sigla de Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea que desarrollan una serie de organismos nacionales bajo la directa iniciativa del presidente Tabaré Vázquez, sobre la base del proyecto impulsado por Nicholas Negroponte del MIT.

No estamos aquí para justificarnos con que el plan uruguayo es factible por la reducción de su territorio, que la gran masa urbana de ese vecino país se congrega en unas pocas grandes ciudades, que su población escolar es casi la misma que la de La Matanza, que el nivel de conectividad es menor que en la Argentina.

Lo cierto es que ellos lo lograron. Que vienen trabajando hace tres años en forma sostenida y coordinada y allí están los logros. Sin embargo, tampoco tenemos que negar lo que ya hemos hechos nosotros. Tenemos hace varios años el portal educativo Educ.ar funcionando con óptimos resultados, hace tres años se puso en el aire la primera señal educativa Encuentro, hoy de referencia en toda América latina. En algunas provincias, como es el caso de San Luis, ya tienen wifi en todas las escuelas, y en otras, como puede ser el caso de la provincia de Buenos Aires, se ha probado que el Estado puede producir textos escolares en formato virtual de libre acceso.

¿Qué nos falta?

Básicamente la coordinación y sistematización de un plan de conectividad que reconozca y articule todas las particularidades de nuestro territorio geográfico y cultural. Pero también una convicción.

* Docente e investigador. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. UNLP.


Nota Original: http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-136274-2009-12-02.html

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