MARTIN REDRADO DESTACO LOS BENEFICIOS Y DESPEJO FANTASMAS SOBRE EL SWAP CON CHINA
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El presidente del Banco Central, Martín Redrado, hizo ayer gran hincapié en el carácter “contingente” del acuerdo “swap” de intercambio de monedas que alcanzó con el Banco Popular de China y que permitirá pagar las importaciones de cada país sin recurrir al dólar. Redrado desestimó también las versiones acerca de que los fondos sean considerados en la contabilidad de los activos internacionales ni que sirvan para comprar dólares. En Medellín, donde participa de un seminario organizado por la Corporación Andina de Fomento, insistió en que “ninguno de los países está pensando en utilizarlos en el corto plazo”. La iniciativa busca asegurar la liquidez y el crédito en el comercio bilateral. Sin embargo, a medida que se extienda el yuan como medio de pago internacional, podrá ser incorporado como reserva de los bancos centrales, siendo el objetivo implícito del gobierno chino de cara a la próxima cumbre del G-20.
No bien se conoció la firma del acuerdo, las especulaciones fueron de lo más variadas. El coro desafinado de expertos se compuso tanto por quienes definieron la operatoria como un préstamo al Central para contener la escalada del dólar hasta los que la compararon con los supuestos 20.000 millones de dólares que China pensaba invertir en 2004 en el sector productivo. Es por eso que el titular del BC consideró oportuno aclarar el alcance de la iniciativa. “Es una posibilidad abierta por un período de tres años, que contribuye a esta visión de ir generando distintos mecanismos de cooperación entre los bancos centrales y de estar a la altura de la provisión de liquidez que necesitan los países”, aseguró Redrado. El swap cambiario es una operación de canje mediante la cual se accede a la divisa de otro país, entregando a cambio una suma equivalente en la propia moneda. En el caso de este acuerdo, el Banco Popular de China pondrá a disposición de la Argentina un monto de 70.000 millones de yuanes (cerca de 10.000 millones de dólares) por tres años y sin interés en tanto no se utilicen. La Argentina abre una cuenta en favor de China por una cifra equivalente en pesos, unos 37.000 millones. Esto fue acordado anteayer por Redrado y su par chino, Zhou Xiachouan, durante el encuentro regional en Medellín, aunque debe ser ratificado aún legalmente dentro de los respectivos países, según precisó ayer el titular del BCRA. La iniciativa tiene antecendentes cercanos en la región. “Claramente, el hecho está dentro del esquema que ha realizado la Reserva Federal con otros países”, comparó Redrado. La FED acordó en octubre último una serie de swaps monetarios con distintos bancos centrales del mundo. En América latina lo acordó con México y Brasil, por 30.000 millones de dólares para ambos casos. Por su parte, el desembarco de China en el sistema financiero argentino tiene características propias, aunque en la región realizó una abultada inversión en las compañías petroleras de Brasil, Venezuela y Cuba.
El convenio aparece además a horas de la cumbre del G-20 en Londres, en la que China planteará la necesidad de revisar las fortalezas del dólar como moneda de reserva de valor. Sobre ese debate, Redrado consideró que llegó el momento de interrogarse sobre la pertinencia de seguir utilizando la divisa estadounidense como reserva internacional. “Cuando uno ve los niveles de déficit fiscal del país que tiene la moneda reserva, debe preguntarse hasta cuándo esa moneda puede ser reserva o si no vamos hacia un mundo donde haya distintas monedas de reserva”, dijo el funcionario durante el debate económico organizado por el banco español BBVA y LatinFinance y que formó parte de la agenda de la asamblea anual del BID. Agregó entonces que “el swap, que es un instrumento técnico, contribuye a esa visión de ir generando distintos instrumentos” internacionales. El convenio no implicará un costo para el país en el caso de que no sean requeridos los yuanes, pero tampoco generará un incremento en el stock de reservas internacionales, como algunos postulan. El punto principal es que el yuan no es un activo de reserva en el mundo, ya que no cumple con la función de moneda de cambio internacional. Actualmente, China cuenta con un tipo de cambio semifijo atado a un canasta de monedas, y muy apreciado en opinión de algunos analistas. Es una variante de la convertibilidad clásica. La ventaja de este sistema con respecto a la convertibilidad que vivió la Argentina en los ’90, pero con una ligera flexibilidad cambiaria. Con respecto del dólar mantiene una paridad de 6,835 yuanes por unidad verde. “Es positivo porque la convierte en una moneda muy estable y si algo puede pasar es la tendencia a la apreciación, siendo beneficioso para el país en la relación comercial bilateral”, dijo a este diario un economista cercano al Ejecutivo. Por las dudas, los empresarios locales mostraron su descontento y Redrado ofreció explicar el alcance del acuerdo a la Unión Industrial la semana próxima (ver aparte).
Nota Original: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-122438-2009-04-01.html
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