EXTENSION UNIVERSITARIA DE LA UBA DESARROLLA ACTIVIDADES EN LOS BARRIOS CILDAñEZ Y FATIMA

Desde 2008, el Programa Integral de Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables atiende a 2700 vecinos. Brindan apoyo escolar, capacitación para el trabajo, talleres de computación, y con el aporte del Hospital de Clínicas dan asistencia gratuita.

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El Programa Integral de Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables, que la Universidad de Buenos Aires viene desarrollando desde junio de 2008, recibió el Premio Internacional MacJannet Price a la Ciudadanía Global 2011 (ver aparte) por la labor que viene realizando en los barrios Cildáñez y Fátima, en la Capital Federal. En esos lugares –este año sumarán a una fundación que asiste a chicos en Barracas–, graduados y estudiantes avanzados de la UBA del programa que depende de la Secretaría de Extensión Universitaria, atienden a 2700 vecinos, entre niños, jóvenes y adultos, a los que brindan apoyo escolar, capacitación para el trabajo, talleres de computación, orientación laboral y ocupacional y actividades deportivas. Además, con el aporte de personal del Hospital de Clínicas, dan asistencia gratuita con odontólogos, oftalmólogos, kinesiólogos, nutricionistas y en materia de promoción y prevención de la salud, incluyendo el diagnóstico temprano de enfermedades cardiovasculares.

“Es buenísimo que la UBA haya llegado a los barrios. Es bárbaro por la respuesta que se le brinda a la gente. Es una de las mejores cosas que nos pasó a nosotros. Yo siempre pensé que la universidad era sólo para el que tiene plata”, le dijo a Página/12 Mercedes del Valle “Mecha” Medina, presidenta del centro barrial Madres del Cildáñez, de quien depende la guardería infantil La Tortuga Manuelita, en cuyas instalaciones se llevan a cabo las actividades organizadas por la UBA.

“Lo que hacemos nos sirve en lo que respecta a nuestra experiencia profesional, pero también nos sirve la experiencia humana. La idea es hacer un trabajo de campo que tiene metas, como puede ser ‘escuelas libres de piojos’, por ejemplo, pero lo más importante es que nosotros queremos ayudar a cambiar el barrio”, aseguraron Florencia Giúdice, Mauro Russo y Jésica Gersberg, voluntarios que están cursando las carreras de medicina y kinesiología en el Hospital de Clínicas y que se han sumado a la tarea en los barrios vulnerables.

Los postulados del programa son explicados por los coordinadores Matías Palacios y Leticia Azzaretti, en colaboración con los médicos Máximo Soto y Sergio Varela, que también es kinesiólogo. Azzaretti, que es nutricionista, dice que “el 50 por ciento de los chicos de Cildáñez tienen problemas de sobrepeso”, mientras que el porcentaje se eleva “al 60 o al 70 por ciento” en el caso de los adultos. Lo que se trata de cambiar son los hábitos alimentarios e inculcar las actividades deportivas. “Consumen comida que engorda, pero que tiene bajo nivel nutritivo”, afirma.

Se hizo un relevamiento kinesiológico entre chicos de 1 a 5 años. Se detectó un caso de luxación de cadera en un chiquito de un año que ahora será operado en el Hospital de Clínicas, en forma gratuita. Soto precisó que uno de los aspectos más positivos es “la confección de una historia clínica unificada” de todos los pacientes, a fin de detectar los factores de riesgo y seguir trabajando, todo el año, con esos grupos. Esto comprende tanto a los chicos que están resfriados “para evitar factores de riesgo respiratorio” o en adultos a los que se le realizan estudios “para la prevención de enfermedades cardiovasculares”.

También se realizan tests para determinar si hay demoras en el desarrollo de los menores de un año y de ser necesario se aplican técnicas de estimulación temprana. En el primer piso de la guardería La Tortuga Manuelita, que fue inagurada el 25 de junio de 1988, se ha instalado un consultorio de odontología que cuenta con todos los elementos técnicos para dar solución a cualquier problema dental. El servicio de oftalmología, además de atender en forma gratuita, también entrega lentes sin requerir pago alguno. En la terraza del edificio se armó un taller, con maquinaria y refrigeración aportada por la UBA, donde desde abril se darán cursos de marroquinería y diseño de indumentaria.

Se podrán anotar veinte personas por curso. Las clases serán dadas por docentes del Centro Cultural Rojas. En el barrio Cildáñez hay clases de apoyo escolar para chicos de 5 a 12 años, se brinda asistencia psicológica a adultos, bajo la dirección de la licenciada Susana González, y funciona un servicio de asesoría jurídica, todos los sábados de 10 a 12, con el aporte de jóvenes profesionales de la Facultad de Derecho. En el barrio Fátima, donde las comodidades edilicias no son las que tiene Cildáñez, hay apoyo escolar, detección de factores de riesgo cardiovascular y un servicio de salud visual gratuito.

“Llegamos a este momento del programa luego de discutir a fondo el rol que debía tener la extensión universitaria. Lo que se acordó es que tenía que ir más allá de lo deportivo y de lo cultural. La formación de los futuros profesionales de las distintas carreras tenía que hacerse en contacto con la comunidad”, resalta Matías Palacios, quien recuerda que todas las actividades dependen de la Secretaría de Extensión Universitaria, cuyo titular es Oscar García. La inversión actual en el programa ronda hoy entre los tres y cuatro millones de pesos anuales.

Las tareas, que comenzaron en 2008 en los barrios Cildáñez y Fátima, se extenderá desde abril a Barracas. “Vamos a trabajar con la gente de la Fundación por el Arte Hacia la Vida”, informa Palacios. Esa entidad tiene su sede en la calle California, en el cruce con el puente del Ferrocarril Roca. A pesar de que las metas fijadas van “más allá de lo deportivo o cultural”, igual siguen haciéndose las prácticas de fútbol y otras disciplinas, a través del convenio con la Asociación para el Desarrollo del Deporte Social en Argentina (ADSA), que preside Carlos Casachia.

En el marco del programa se ha puesto en marcha un Centro de Formación de Formadores. Son más de 150 las personas que están al frente de las distintas actividades, entre graduados y estudiantes. Hoy los jóvenes se incorporan en forma voluntaria, pero a partir de 2013 se va a establecer como obligatoria la realización de 50 horas de trabajo de extensión universitaria en las áreas de interés de los estudiantes.


Nota Original: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-166486-2011-04-18.html

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